La quise
como sólo se adora
a una diosa.
Beso a beso
la cubrí de sueños.
La convertí en poesía.
Amé
la pasión de sus besos,
quise cada una de sus caricias.
Me entregué a sus sueños
y no falté nunca
a nuestras citas de amor,
porque la amaba,
porque necesitaba existir.
La amé
por su mirada,
pero ella sólo tenía ojos para otros sueños.
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