Miro
a las estrellas
en
busca del eco
de
las vidas que me precedieron.
Busco
en el infinito
la
razón de ser mortal.
Escribo
para no ser olvidado,
para
que alguien sepa de mí
cuando
me haya
perdido en la única eternidad
que
nos es dada: la nada;
sin
saber
que
en la mirada
llena de estrellas de una mujer
llena de estrellas de una mujer
que nunca
ha
dejado de quererme,
ella
me escribe,
me
vuelve inmortal.
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