No
puedo olvidar
tu
continuo mirarme
y
ese contarnos cada detalle
de
la vida, esas cosas
comunes
y corrientes
que
nos pasaban
y
que anudaron nuestros corazones
a
nuestros sueños,
ese
correr a esperar al otro,
mirar
el reloj impaciente,
y
saber que ya te iba a ver y a oír y a amar.
Cómo
olvidar el abrazo y el beso
y
nuestra piel volviéndose la piel del otro.
No
puedo olvidar
tantas
cosas que eran de los dos:
la
música, cierta hora de la noche,
nuestras
palabras y lo difícil
que
era despedirnos.
No
puedo olvidarte,
aunque
siga viviendo, riendo y durmiendo.
En
fin,
que
me haces falta.